Jugando con dragones
- mpastorj9
- Feb 17, 2024
- 2 min read
¡Hola a todos!
Hacía tiempo que no publicaba ningún post sobre decoración de mesas, y sé de buena mano que os gustan, así que aquí os lanzo uno con cuya realización he disfrutado mucho. ¿Porqué? Pues porque todos los elementos de esta mesa me llaman la atención. Empezando por la vajilla, una preciosidad, que le imprime ese aire asiático, fresco y dinámico. Seguida de esos cubiertos, con el acabado tan delicado que sólo sabe darle la plata. No se quedan atrás ni el mantel, ni las servilletas, ni las copas, ni los candelabros... Una combinación ganadora donde las haya.
Vaya por delante que la publicación ha sido posible gracias a la colaboración de mi amiga Paloma, que me ha prestado todo lo que aquí veis, incluída la casa. Bueno, y gracias a Rocío, que fue quien le regaló la vajilla y los cubiertos, ¡jejeje! Amigas así no se ven todos los días.
Ambas son excelentes cocineras y comparten conmigo el gusto por las mesas bonitas. Tienen tesoros en sus armarios que bien merecen ser objeto de muchas páginas. Decidid si no con esta pequeña muestra.
Pues vamos por partes: empezamos con el mantel. Antiguo, de herencia familiar, primorosamente bordado a mano con la inicial "M" de Matilde y diferentes reproducciones de frutas para cada servilleta (ciruelas, fresas, uvas, cerezas...)
Los cubiertos ingleses destacan por su clásico y sencillo diseño y por esa bonita pátina que le imprime el baño de plata. Muy elegantes.

La vajilla es un auténtico tesoro, decorada con bonitos dragones verdes, ligera y delicada porcelana de Japón.

En esta foto de una de las soperas podéis apreciar también el dibujo art déco del mantel de hilo damascado. ¡Cómo tenemos que agradecer a nuestros antepasados que cuidasen tan bien estas piezas artesanales y que las podamos seguir disfrutando hoy!

La cristalería, finamente grabada, la compró su dueña en un viaje a la República Checa, ¡Y se la trajo en el avión, como si nada!

Con unos sencillos candelabros que encajaban a la perfección con los colores de la vajilla y unas pequeñas flores, la mesa estaba lista:

Son piezas de hierro con pátina verde que los hace parecer antiguos.


La vajilla tiene sus dos soperas, su salsera, su ensaladera... y cómo no, sus tazas de té y de café, mi debilidad.


Pues aquí termino con esta apuesta al verde, que espero os haya gustado y con cuya visión hayáis podido "jugar" un rato, aunque sólo haya sido de forma imaginaria.
¡Hasta pronto!
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